Rocío tiene un nuevo amigo, un vecino que supo ver en ella la alegría que no pudo encontrar en las mujeres mayores. Jardinero de oficio, tenía su pasto bien prolijo y cada pétalo impecable.
Se miraron y sonrieron. Conversaron mientras sostenía su manguera, esparciendo agua de lluvia sobre su parque perfecto. La niña bonita tenía sus intenciones pintadas en la cara.
Él regaba sus plantas y ella lo invitó a regar su flor.
Se miraron y sonrieron. Conversaron mientras sostenía su manguera, esparciendo agua de lluvia sobre su parque perfecto. La niña bonita tenía sus intenciones pintadas en la cara.
Él regaba sus plantas y ella lo invitó a regar su flor.
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